Autor:José Félix Victoriano Flores Guzmán
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 25 de noviembre de 2010
En una entrega anterior, ya me había referido a la celebrada “Independencia de México”, en esta ocasión el escrito versa sobre el Centenario de la Revolución, pero no desde el punto de vista histórico de la cronología de los hechos, para terminar cayendo en la discusión bizantina de ¿Quién?, ¿Dónde? y ¿Cuándo? Inició este movimiento o dividiendo a sus protagonistas en dos bandos antagónicos y repitiendo la versión de los vencedores, que en algunos casos ni formaron parte de esa lucha. No olvidemos un par de cosas, Porfirio Díaz dimite al cargo de Presidente de México apenas escasos meses después de haberse iniciado el levantamiento, que a la postre se transformará en una lucha por el poder; y segunda, que nadie esta tan bueno como se creé ni tan malo como lo pintan.
Tecnológicamente hablando, durante el periodo conocido como Porfiriato se trató de modernizar al país mediante la inversión extranjera, privilegiando el desarrollo del ferrocarril, la industria minera, la petrolera y el telégrafo. Estos cuatro proyectos iban desarrollándose a la par, uno a otro se favorecía o incrementaba su interés.
Del tren podemos decir que lo mismo sirvió para comunicar poblaciones y ampliar el comercio, que para transportar alzados y favorecer el proceso de la lucha armada y quizá por lo mismo el gobierno posrevolucionario se encargó de ir sepultando, para no facilitar un nuevo levantamiento. La industria minera y petrolera despertó el interés cada ves más ambicioso del capital extranjero, para acopiar las ganancias y repartir migajas.
Hoy en día, el ferrocarril y el telégrafo, han sido prácticamente olvidados como medio masivo de comunicación, reducido uno al mero transporte de carga e involuntariamente de migrantes que arriesgan su vida, en busca del sueño americano, en vagones viejos y oxidados en su mayoría; con funcionarios haciendo su agosto al vender los rieles como fierro viejo y del otro medio mejor ni hablar. La explotación petrolera le fue arrebatada a las compañías extranjeras, con el argumento trillado de que el petróleo es de los mexicanos, pero no de cualquier mexicano, se refiere a los que tienen y ejercen el poder, tomando a PEMEX como su “caja chica” para despacharse con la cuchara grande; al fin que, el finado expresidente López Portillo alguna ves dijo “debemos aprender a administrar la riqueza” pero no aclaro si para bien del pueblo o del administrador en turno.
No hemos sido capaces de implementar, ejecutar y hacer cumplir las leyes que obliguen a los funcionarios públicos a rendir de manera clara y transparente un informe del ejercicio de sus funciones ya sea a nivel legislativo, ejecutivo o judicial. A cien años del inicio de la revolución, la pregunta queda en el papel ¿Qué celebramos?
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