Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado:La Primera de Puebla, 07 de octubre de 2011
A todos los caídos el 2 de octubre de 1968.
Esta semana estamos conmemorando un aniversario más del movimiento estudiantil del 68, que culminó con la noche de Tlatelolco en donde murieron cientos de personas, principalmente estudiantes y profesores universitarios, pero también una buena cantidad de civiles.
En ese momento y a punto de celebrarse los juegos olímpicos en México, el gobierno de Díaz Ordaz, poblano para nuestra mala fortuna, tuvo a bien terminar con las demandas estudiantiles, utilizando la fuerza del ejército, pues los jóvenes universitarios eran considerados comunistas y por lo tanto una peste social.
Siempre que llega un 2 de octubre, recuerdo mis años de infancia, cuando las manifestaciones estudiantiles no se hacían esperar por las calles de nuestra ciudad, al grito de “2 de octubre no se olvida”, sin embargo con el transcurrir de los años esta fecha está cada vez más diluida y sinceramente me pregunto, qué le pasa a nuestra sociedad, por qué ha olvidado el último momento de resistencia al sistema impuesto por el PRI.
Me pregunto sinceramente por todos esos universitarios, los de esas dos décadas e incluso de la siguiente, dónde están, qué han hecho con sus vidas, a dónde se fueron sus gritos de igualdad, libertad y solidaridad. Así que poco a poco todo eso se ha quedado en el olvido, los zapatos regados en la plaza, los helicópteros sobrevolándola, las ráfagas que dieron la voz de ataque, las carreras, los gritos, las súplicas, las fotografías reveladoras, todo, todo está en el olvido. Dónde está la noche de Tlatelolco de Poniatowska, los días y los años de González de Alba, la imparable lucha de Ibarra de Piedra. También me pregunto dónde estará Sócrates, ¿vivirá?, ¿vivirá con dignidad? Y el Buhó y la Nacha, ¿qué fue de ellos? Nada sabemos, o tal vez sabemos muy poco. Lo que sí es que ya nada se dice del 2 de octubre.
Parece que no queda nada, de ese movimiento que por muchos años fue motivo de reflexión y conscientización ciudadana, no queda nada y se nos ha olvidado que como pueblo tenemos algo que decir ante las decisiones que los políticos toman sobre nosotros
No sé si la circunstancia social y económica en la que estamos hoy sumergidos ha hecho que el 2 de octubre se borre de nuestras memorias, de los que no lo vivimos cercanamente pero que tuvimos una constancia cercana de los hechos, pero sobre todo de los que estuvieron, ese día, en la plaza de las tres culturas, dando batalla por los estudiantes presos. Y tal vez sólo los matazetas, los carteles del crimen organizado y el deterioro social podían haber hecho que olvidáramos que un día la sociedad se organizó para protestar contra el autoritarismo del gobierno en turno. O tal vez estamos tan agotados de ver que nada pasa, que preferimos dejar que la vida siga, aunque esto signifique la destrucción de nuestra nación.
A pesar de esto, ahora tenemos a Sicilia y la marcha por la paz, salimos a las calles vestidos de blanco para protestar por esta inseguridad y violencia exagerada que ha rodeado nuestras vidas y que nos ha generado un miedo que no conocíamos antes. Sin embargo, la marcha ha parado y Sicilia ha guardado silencio, tal vez porque se da cuenta que se requiere mucho más que una marcha, aunque su lucha sea genuina. Esto es lo más parecido que tenemos a ese 2 de octubre, en donde los estudiantes, más que miedosos estaban motivados por cambiar el mundo. Nosotros en cambio sólo queremos regresar a la paz social que teníamos hace veinte años.
Estoy tratando de llamar la atención de todas las personas que se levantan cada día, que trabajan duro, que tienen hijos, que han construido un patrimonio con esfuerzo, que quieren vivir y morir tranquilos. Dónde están todos, por qué nadie dice nada, por qué todos estamos esperando a que los otros se muevan, por qué estamos tan paralizados por el miedo, por qué estamos dejando que a este país se muera.
Por eso pregunto, dónde quedó el 2 de octubre y lo que esto representaba, cuáles son los gritos que deberíamos alzar hoy para hacer una consciencia de lo que en nuestro entorno acontece, cómo se sentirán los universitarios que protagonizaron esa lucha y que aún están vivos, qué quisieran hacer, qué quisieran decir, qué queremos hacer nosotros, por favor, no sigamos así, por ellos, por todos los que murieron ese 2 de octubre, por nosotros que vivimos la corrupción de un sistema absolutamente deteriorado, por nuestros niños y jóvenes que se merecen un país con esperanza, no olvidemos el 2 de octubre, digámosle a los políticos, que se vayan, que estamos hartos…
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