jueves, octubre 27, 2011

La innovación como estrategia empresarial


Autora : Rocío Barragán de la Parra 
Publicado: Puebla on Line, 25 de octubre de 2011

     Ante la desaceleración económica, los mercados saturados, la competencia desmedida y los consumidores cada vez más exigentes, la organización que quiera prevalecer y distinguirse en el mercado debe apostarle a la innovación como estrategia empresarial.
Cotidianamente se define la innovación como la capacidad de generar valor implementando nuevas ideas: Cuando el bien o servicio es distinto, es decir, tiene un alto grado de novedad; cuando el producto es mejor, en su uso o  en las soluciones que aporta a un problema y cuando esta innovación es reconocida por el cliente, quien está dispuesto a aceptarlo y adquirirlo.
     Normalmente las empresas realizan una evaluación comparativa con la competencia, lo que las lleva a tratar de conseguir los mismo clientes, con las mismas ofertas, capacidades y procesos; por ende gestionan la innovación en dimensiones similares, de manera que corren el riesgo de planearla y administrarla limitadamente al considerarla sólo como investigación para el desarrollo de  productos y no como generadora de ventaja competitiva y sostenible.
     Se suele pensar que innovar es sólo una mejora en la calidad, y si bien asegurarla conlleva a la disminución de errores, a una cultura de previsión y control en los procesos; la innovación tiene un espectro más amplio al asumir riesgos, experimentar, dar saltos cualitativos o cuantitativos, introducir variedad, replantearse la función de la empresa: qué hace y cómo lo hace. Para ello se necesita una mirada diferente, flexibilidad de pensamiento; trabajar organizacionalmente con grupos interdisciplinares, multifuncionales que contribuyan y asuman el compromiso de generar valor.
No se trata de planear la innovación sino de gestionarla; considerarla como un proceso integrador que permea transversalmente a la empresa: su personal, sus procesos, su estructura y oferta de valor en el mercado; trabajar simultáneamente en los productos actuales, haciendo mejora continua para ser eficientes y obtener resultados.
Gestionar la innovación con un enfoque holístico e integrador implica analizar las áreas de la organización para:
     Modificar una o más de sus dimensiones identificando un valor nuevo y sustancial para el cliente y la empresa ya que la innovación por sí misma no  es útil.
     Generar la innovación empresarial en diferentes dimensiones y numerosas formas.
     Analizar sistémicamente la oferta de valor, sus procesos, su presencia y sus clientes.
Mohanbir Sawhney, Robert C. Wolcott  e Iñigo Arroniz del Centro de Innovación Tecnológica de la Kellogg School of Management de la Northwestern University (2005) desarrollaron una minuciosa investigación que fundamentó el diseño del radar de la innovación con doce dimensiones, cuyo puntos de referencia para identificar oportunidades y establecer prioridades son:
     La oferta de la compañía: Los métodos, plataformas o tecnologías comunes que sirven de base para su conformar su cartera de productos y sus soluciones acorde a la necesidad o deseo que satisfacen y considerando el bienestar del cliente y el entorno.
     Los clientes: Su experiencia y la obtención de valor para la empresa, la posibilidad de desarrollar la formula equilibrada de ganar-ganar en consecución del bienestar social y económico de todos los participantes.
     Los procesos que emplea: La organización de las actividades empresariales y operativas; el funcionamiento e implementación de la cadena de suministro implementada más como una generadora de valor para todos los participantes.
     Los puntos de presencia utilizados: La implementación de redes que posibilitan conexiones entre la empresa y sus clientes aumentando el valor de la oferta de la empresa y se  refuerza a través del valor de marca para ampliar sus mercados.
Innovar también supone involucrarse con el cliente, aprovechar el desarrollo tecnológico, para identificar tendencias y oportunidades, crear relaciones duraderas y valiosas; procurar su bienestar, construir una ventaja sostenible y posicionarse en el mercado.
     El esquema organizativo de la empresa puede estimular la innovación, comprometerse con el entorno social, apoyar la formación y cooperación social de los miembros de la organización, de la cadena de valor, de los clientes y de la sociedad.
Cuando una empresa identifica y trata de conseguir innovaciones en dimensiones que la competencia no ha considerado puede transformar el mercado; se concibe como gestora de la mejora continua y posee una estructura flexible que incrementa la motivación, tiene capacidad para establecer redes de intercooperación, estimula el emprendimiento; se concibe no sólo empresarialmente  y ello le permite conectar sus metas e ideales a su personalidad y compromiso social. En resumen, planea e implementa su crecimiento y consolidación a través de la gestión de la innovación.

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