martes, octubre 18, 2011

Inglés para Todos: se Puede y se Debe


Autora: Celine Armenta, datos de autor haz click aquí
 Publicado:  e-consulta, 12 de octubre de 2011.

     Educación es noticia. De un tiempo a la fecha, los temas relacionados con educación pelean titulares y espacios en las primeras planas o sus equivalentes, de medios impresos, electrónicos y digitales. Hoy los mexicanos, y en particular los poblanos, sabemos mucho más de política, procesos y actualidades educativas de lo que sabíamos hace años; conocemos sus yerros y nos enteramos de sus logros, sus dudas y debates. Y en consecuencia criticamos, discutimos y ponderamos los temas educativos tal como debe de ser: entre todos, porque a todos nos incumben.
     Simultáneamente, los expertos forjados en décadas de magisterio directo y en años de reflexión y estudio en instituciones mexicanas e internacionales, estamos obligados a aportar nuestras miradas sobre los temas educativos del momento. Y hoy, en Puebla cuando menos, el tema es la enseñanza y aprendizaje de inglés en la educación básica.
     El tema merece un tratamiento amplio y serio, pero ante este espacio de nuestro periódico digital favorito, quiero denunciar al menos cuatro de los mitos que han estado circulando, para que podamos valorar mejor esta iniciativa que, desde mi punto de vista, merece el apoyo de todos. Creo que tiene razón el Secretario de Educación Pública, Maldonado Venegas, al considerar a ésta, una “reforma de tercera generación en materia educativa, que debe ser apreciadas por su visión y su clara incidencia en la calidad educativa”. Nuestros niños merecen, necesitan aprender inglés, so pena de verse desplazados por niños y jóvenes cuyos sistemas educativos hace tiempo ya que empezaron a formarlos para un planeta globalizado.
     El primero de los mitos que se escuchan dice que, tras la enseñanza obligatoria de inglés acechan el intervencionismo y la pérdida de identidad. Identidad, tradición y cultura no son temas para tomarse a la ligera; pero no sería válido perder el futuro por conservar el pasado. Lo valioso de nuestra identidad no se ve amenazado por el conocimiento; la ignorancia es el peor enemigo de todo bagaje cultural. Es ingenuo, ciertamente, pensar que una lengua se puede aprender con independencia de la cultura que la creó y la mantiene. Pero igualmente ingenuo es afirmar que una identidad puede sostenerse en el vacío, en un monólogo absoluto; y que para que nuestros niños valoren lo nuestro, hay que cerrarles los ojos ante lo demás.
     Otro mito afirma que no tiene sentido enseñar inglés a niños y jóvenes que han demostrado saber poco y mal el español; que leemos poco y entendemos menos aún. Por tanto, dicen algunas voces, “mejor haríamos en ponernos a enseñar y aprender bien el español antes de coquetear con lenguas extranjeras”. Pero, pese a la aparente coherencia de los defensores de nuestra lengua, aprender inglés mejorará la comprensión del español. No he hallado una sola investigación que avale el miedo al aprendizaje de otra lengua, por sus efectos dañinos sobre la lengua materna; y en cambio hay infinidad de estudios que muestran que aprender otra lengua tiene efectos positivos, precisamente, en la comprensión de la lengua materna, y el mejoramiento del vocabulario y de otros componentes del lenguaje y el pensamiento.
     Un mito que parece incuestionable es que se necesita demasiado dinero para lograr que todos nuestros niños aprendan inglés. Y aquí quisiera invitar a los lectores a mirar las experiencias de otras naciones; muchas de ellas con menos posibilidades financieras que México; casi todas, mucho más alejadas de fronteras angloparlantes que nuestro país. Veamos cómo lo están haciendo: con buenas políticas, con planeación, inteligencia, estrategias. Si partimos de que la única manera de enseñar inglés es crear nuevas plazas para maestros que dominen el inglés y su enseñanza, estamos condenando esta iniciativa al fracaso. Hay muchas otras maneras de enseñar; y muchas son más efectivas que la contratación masiva de expertos.
     El cuarto y último mito que quiero desnudar es el de quienes asumen que la SEP, sus funcionarios y sus docentes, son los únicos responsables de que nuestros estudiantes aprendan inglés. No es así. Los estudiantes poblanos jamás aprenderán inglés si los ciudadanos no nos involucramos. Todos: padres de familia, responsables de medios, profesionales y artesanos de todos los campos necesitamos asumir que para educar a un niño se necesita una comunidad. Los escolares poblanos son nuestros; y apoyar la enseñanza universal de inglés es tarea de todos. ¿Cómo? Aprendiendo un poco de inglés, quizás; y poniendo nuestra creatividad al servicio de una iniciativa realmente buena.

















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