Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: Puebla on Line, 04 de octubre de 2011
Publicado: Puebla on Line, 04 de octubre de 2011
De una manera muy general, puede definirse al ingeniero como un profesionista que relaciona conocimiento científico y tecnológico para facilitar las tareas de las personas, ya sea en el sector productivo de bienes y servicios o en la vida cotidiana.
Dependiendo de la especialidad, un ingeniero puede diseñar, implementar y evaluar sistemas de producción, de información o de manejo de energía; puede diseñar equipos y construirlos, así como mejorar procesos de producción de bienes y servicios, entre algunas otras actividades.
Pero "producir" para el "progreso" de la sociedad, ha dejado de ser la prioridad. De hecho, esa idea nos ha conducido a un estado de vulnerabilidad que no se contemplaba hace aproximadamente veinte años, con altos costos económicos, pero sobre todo, sociales y ecológicos.
No solo son tiempos difíciles para los ingenieros porque el desarrollo tecnológico avanza vertiginosamente y por tanto es difícil de alcanzar, como afirma Richard Felder, norteamericano experto en formación de ingenieros. Ya no se trata ahora solo de cuidar agua, energía y otros recursos para la producción, ni de evitar los desperdicios o el re trabajo. Los retos de los ingenieros están relacionados con el manejo de energía, de alimentos y de agua de una manera justa y equitativa.
Hay que reducir costos de transformación y manejo de fuentes alternativas de energía.
Dependiendo de la especialidad, un ingeniero puede diseñar, implementar y evaluar sistemas de producción, de información o de manejo de energía; puede diseñar equipos y construirlos, así como mejorar procesos de producción de bienes y servicios, entre algunas otras actividades.
Pero "producir" para el "progreso" de la sociedad, ha dejado de ser la prioridad. De hecho, esa idea nos ha conducido a un estado de vulnerabilidad que no se contemplaba hace aproximadamente veinte años, con altos costos económicos, pero sobre todo, sociales y ecológicos.
No solo son tiempos difíciles para los ingenieros porque el desarrollo tecnológico avanza vertiginosamente y por tanto es difícil de alcanzar, como afirma Richard Felder, norteamericano experto en formación de ingenieros. Ya no se trata ahora solo de cuidar agua, energía y otros recursos para la producción, ni de evitar los desperdicios o el re trabajo. Los retos de los ingenieros están relacionados con el manejo de energía, de alimentos y de agua de una manera justa y equitativa.
Hay que reducir costos de transformación y manejo de fuentes alternativas de energía.
La energía solar requiere todavía de grandes superficies de captación y tiene dificultades de almacenamiento, los biocombustibles pueden producirse pero con riesgo de la seguridad alimentaria, el control de energía radiactiva es todavía una falacia.
Ahora se requiere desarrollar dispositivos para captación, racionamiento y distribución del agua, lo que no implica necesariamente sofisticar sistemas, sino a veces recuperar formas tradicionales y naturales como lo que hace Raúl García Diego en la zona Tehuacán-Cuicatlán. Hay que considerar el desarrollo de sistemas para la recuperación de agua pluvial, de bajo costo, para casas habitación de familias de escasos recursos, como el sistema a base de tubería de PVC y tinacos, desarrollado por ingenieros mexicanos.
En cuanto a la producción de alimentos, hay que mejorar los sistemas de agronomía urbana y de hidroponía vertical para que las familias produzcan frutas y verduras para el autoconsumo; sin olvidar la mejora de sistemas de cultivo para contrarrestar las condiciones climáticas adversas – sin alterar la genética de las semillas. Aunque es evidente que el problema de producción en el campo, tiene más implicaciones políticas que tecnológicas.
Sí a: techos verdes, tecnología que no contamine, mejores envases reutilizables y reciclables, alimentos más nutritivos de bajo costo, prótesis y dispositivos médicos más eficaces, menos costosos y más durables.
No a: enfriadores para una lata de refresco, mini parrillas para mantener caliente el café de una sola taza, automóviles más bonitos y ligeros pero más caros, "súper mini aparatos" de comunicación, multifuncionales pero excluyentes social y económicamente; y toda una serie de cosas que se consumen cada vez más, que no necesitamos para vivir mejor y mucho menos para vivir. No a la obsolescencia programada o sentida.
Producir sin agotar los recursos, sin crear bienes innecesarios y que separan aún más a los seres humanos. Avances tecnológicos para mejorar la convivencia, el estado de salud de plantas, animales, personas y comunidades; para conservar la cultura y mantener la diversidad.
Formar ingenieros para asumir y hacer frente a estos retos supone más que querer cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la verdad es que son retos inalcanzables sin la participación de otros especialistas y de los "otros" como humanidad.
Ahora se requiere desarrollar dispositivos para captación, racionamiento y distribución del agua, lo que no implica necesariamente sofisticar sistemas, sino a veces recuperar formas tradicionales y naturales como lo que hace Raúl García Diego en la zona Tehuacán-Cuicatlán. Hay que considerar el desarrollo de sistemas para la recuperación de agua pluvial, de bajo costo, para casas habitación de familias de escasos recursos, como el sistema a base de tubería de PVC y tinacos, desarrollado por ingenieros mexicanos.
En cuanto a la producción de alimentos, hay que mejorar los sistemas de agronomía urbana y de hidroponía vertical para que las familias produzcan frutas y verduras para el autoconsumo; sin olvidar la mejora de sistemas de cultivo para contrarrestar las condiciones climáticas adversas – sin alterar la genética de las semillas. Aunque es evidente que el problema de producción en el campo, tiene más implicaciones políticas que tecnológicas.
Sí a: techos verdes, tecnología que no contamine, mejores envases reutilizables y reciclables, alimentos más nutritivos de bajo costo, prótesis y dispositivos médicos más eficaces, menos costosos y más durables.
No a: enfriadores para una lata de refresco, mini parrillas para mantener caliente el café de una sola taza, automóviles más bonitos y ligeros pero más caros, "súper mini aparatos" de comunicación, multifuncionales pero excluyentes social y económicamente; y toda una serie de cosas que se consumen cada vez más, que no necesitamos para vivir mejor y mucho menos para vivir. No a la obsolescencia programada o sentida.
Producir sin agotar los recursos, sin crear bienes innecesarios y que separan aún más a los seres humanos. Avances tecnológicos para mejorar la convivencia, el estado de salud de plantas, animales, personas y comunidades; para conservar la cultura y mantener la diversidad.
Formar ingenieros para asumir y hacer frente a estos retos supone más que querer cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la verdad es que son retos inalcanzables sin la participación de otros especialistas y de los "otros" como humanidad.
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